La rutina facial que sí necesita una preadolescente


Reconozco que pertenezco al grupo que se horroriza cada vez que se topa con un vídeo en Instagram o en Tik Tok de una niña explicando su rutina facial de 15 pasos. Me asombra y me entristece a partes iguales la soltura con la que hablan a cámara y lo interiorizado que tienen esa creencia de que necesitan tantas cosas para verse guapas. Sin embargo he sido preadolescente con una piel problemática y además ahora tengo a una casa (mi hija), así que sé de primera mano que ellas sí necesitan una rutina facial. No de tantos pasos ni tan "simple" como para no contemplar que la salud de la piel va más allá de lo que apliques en ella, pero sí elegida con conocimiento y con un propósito claro: enseñarles a cuidarla, no a transformarla.

 

 

Por qué una niña necesita saber de skincare

 

A partir de los 9 o 10 años, el cuerpo comienza a experimentar cambios hormonales que también se reflejan en la piel y es importante que lo sepan porque es la antesala de lo que viene después. Puede volverse más grasa, aparecer algún granito ocasional (el primero siempre aparece de la noche a la mañana y sin avisar), y la transpiración aumenta. No se trata de "prevenir arrugas" ni de usar activos sofisticados porque evidentemente su piel no los necesita, sino de enseñarles hábitos saludables, de que entiendan su piel como parte de su bienestar y no como una fuente de inseguridad.


La rutina facial a esta edad debería ser sencilla, constante y segura, con productos suaves, sin perfumes ni ingredientes activos agresivos.

 

 

La rutina facial de mi hija

 

1. Gel Limpiador de Caléndula de Alma Secret - 2. Crema facial de Malva de Weleda - 3. Protector solar infantil de Avène -  4. Tratamiento Localizado Stop Granos de Patyka

 

1. Limpieza: el primer gesto de cuidado

 

El primer paso es limpiar la piel, pero no con los mismos productos que usamos los adultos. A esta edad basta con un gel limpiador suave, preferiblemente con pH fisiológico y sin sulfatos. En casa, mi hija usa el de Gel de Caléndula de Alma Secret porque su INCI es perfecto para su piel (que sigue siendo la de una niña), aplicándolo solo por la noche, para retirar la suciedad, el sudor y los restos del solar. Por la mañana basta con enjuagar con agua tibia.


Es importante enseñarles que limpiar no significa "resecar" y que la piel debe sentirse fresca, no tirante. Si se limpia en exceso, el rostro responde produciendo más grasa y eso puede empeorar los granitos.

 

 

2. Hidratación: en ciertos momentos

 

Después de la limpieza, llega la hidratación. Aunque a este edad pueden aparecer un poco más de grasa en zonas como la frente o la barbilla, la hidratación sigue siendo necesaria. Más que por estética, este paso les enseña que cuidarse también es nutrir la piel, especialmente durante el invierno, porque en verano solo hace falta en la noche para calmar tras una jornada de playa y poco más

En nuestro caso, sorpresivamente le sigue funcionando genial la misma que le aplicaba cuando era un bebé y que me parece un tesoro de farmacia en toda regla: la crema facial de Malva de Weleda. Os la recomiendo encarecidamente porque es todo lo que la piel de un niño necesita.

 

 

3. Tratamiento específico: los granitos son normales

 

En esta etapa, lo habitual es que aparezcan algunos granitos aislados, sobre todo en la frente o la nariz. No hay que alarmarse ni "atacar" la piel con productos antiacné para adultos, sino optar por un gel secante localizado, formulado con ingredientes como el gluconato de zinc. Precisamente este es uno de mis últimos descubrimientos: el Tratamiento Localizado Stop Granos de Patyka, una marca francesa de farmacia que tiene verdaderas maravillas. Después de leer las composiciones de varios productos similares, elegí este porque su fórmula es bastante respetuosa con la piel, aunque lo mejor es lo rápido y efectivo que es, ya que en cuestión de unos 3 días el granito deja de existir sin dejar marca. Ya me habría gustado a mi tener algo así en mi adolescencia...


Eso sí, es fundamentel explicarles que no se deben tocar los granitos, que use el producto solo en la zona puntual y que entienda que tenerlos no es un fallo, sino algo completamente normal a su edad.

 

 

4. Protección solar: el mejor hábito que puede adquirir

 

Si hay un paso que me empeño en no saltarnos, es este. El protector solar no solo previene quemaduras, sino que protege la piel de los daños acumulativos del sol, que empiezan desde la infancia. En la rutina de mi hija, usamos el fotoprotector infantil de Avene, que se aplica por la mañana antes de salir al colegio.

 

 

Este pequeño gesto de autocuidado me ha servido para hablar con ella y recordarle que cuidar su piel no significa esconderla ni compararla con la de otras niñas, sino protegerla porque es única y valiosa. Al final, lo que de verdad quiero transmitirle con su rutina no es solo cómo aplicarse dos o tres productos, sino cómo mirarse con cariño, sin exigencias ni filtros: que no necesita 15 pasos, que el verdadero cuidado de la piel empieza en cómo nos alimentamos, en el descanso y en el amor con el que se cuida, porque su belleza no depende de una crema.

 

¡Que tengáis un día estupendo y gracias por leerme!

 

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